«¡La Pandemia nos hizo reaccionar! Empecé a ver a mis paisanos salir nuevamente a las chagras«
«¡El primer fruto es para la tierra, mi madre, la Pachamama! El segundo es para mí.«

Estas frases salen naturalmente del maestro Kalí, consejero de Onitano y habitante del pueblo mágico de Puerto Nariño, Amazonas.
Él se ríe por estos días cuando recorre las calles del municipio, parece una sonrisa de satisfacción, de saber que sus paisanos están despertando, pues gracias a un brote como dicen ellos, se animaron a volver a sus chagras, sembrar, cultivar y pensar en su seguridad alimentaria.
Antes el trabajo de campo se hacía con más frecuencia y era un tema tradicional, pero somos conscientes de que esa conexión con la tierra se ha ido perdiendo en las 22 Comunidades Indígenas que integran este municipio rodeado por agua y selva, donde además se viene atravesando otro síntoma llamado globalización y que también está arrasando con saberes y costumbres.
Velar por la seguridad alimentaria de los pueblos Indígenas y de las etnias Ticunas, Cocamas y Yaguas es un trabajo de todos.
La pandemia nos demostró que no solo es sinónimo de enfermedad, sino de hambre, por eso esta crisis humanitaria hizo repensar a todos la relación entre la alimentación, la salud y el bienestar.
En Puerto Nariño existen programas y políticas que combinan los enfoques de soberanía y seguridad alimentaria, pero sigue en juego la superación de los tradicionales problemas de injusticia e inequidad social.
En este contexto, ¿Como abordar el problema planteado acerca de la Seguridad Alimentaria en estas zonas rurales?
Reconocer y potenciar el rol de la comunidad local y empezar con acciones que se gesten en casa, son pasos claves para alivianar estos problemas. Existen iniciativas como es el caso de la Red de Mujeres Comunales, Capítulo Puerto Nariño, quienes adelantan la primera fase de un proyecto ganador mediante convocatoria Mujer y Familia 2020, apoyado por el Ministerio de Ambiente, PNUD, Visión Amazonía y recursos internacionales.
La Red, la conforman 26 Mujeres, su Líder y Presidenta es Sebastiana Noriega; unidas en este primer proyecto aprobado buscan fortalecer el manejo y uso de las diferentes plantas a través de la construcción de viveros con amplia variedad de plantas frutales, maderables, aromáticas y alimenticias, permitiendo mejorar la variedad de las chagras, teniendo un espacio para la producción de alimentos y transformación de productos como la cúrcuma, ají, y sachainchi; uniendo también campañas para la reforestación en diferentes zonas del municipio.
Las mujeres semillas o en lengua materna “Ngee Orichire”, como se denomina el proyecto, son emprendimientos que promueven la salvaguarda de tradiciones a través de una memoria colectiva, dando importancia al tejido familiar y al uso de las plantas como herramienta educativa, brindando la oportunidad de mejorar la calidad de vida, incentivar un cambio social, ambiental y cultural, en dónde la mujer es el vínculo entre el sentir, pensar y actuar.

En estos tiempos de pandemia, felicitamos estas iniciativas, que aunque dará inicio en el primer trimestre del próximo año, tiene una gran proyección, pues es un trabajo colectivo acompañado de expertos, que seguramente harán resaltar estrategias que buscan impactar a la región frente a la seguridad alimentaria.
Reconocemos una vez más a la mujer como cuidadora de vida, generando ese aporte a la seguridad alimentaria de la región, mejorando el índice de desarrollo humano, siendo una plataforma para expandir productos amazónicos a nuevos mercados, generando cobertura y ampliación entre las cadenas de distribución del municipio, abriendo la mirada a un turismo de bienestar y de naturaleza, promoviendo rutas caracterizadas para que apoyen y conozcan estas iniciativas.
En definitiva, la seguridad alimentaria es un concepto que viene ganando importancia, no es casual que los alimentos hayan sido empleados como armas en medio de catástrofes o sume importancia después de guerras y confrontaciones por la falta de comida.

Foto: Mónica Pacheco, Líder Onitano
Si Colombia, especialmente los pueblos indígenas se preparan hacia el crecimiento económico apostando a iniciativas ambientales, podríamos ser una potencia en el sector agrícola, además de entender la importancia del ambiente rural estrechamente vinculados a las industrias alimentarias.
Una de las enseñanzas que nos deja el COVID-19, es el volver al campo, afianzar el desarrollo rural, generar operaciones dinámicas, entender ese proceso natural desde el cuidado de esa semilla que se está sembrando para las próximas generaciones, y en aportar el valor del autocuidado.
El hecho de nutrir nuestras tierras con nuevos cultivos y garantizar la seguridad alimentaria, está generando el respeto entre cada entorno. Establecer vínculos, carácter, identificar roles en la familia y la relación del hombre- naturaleza activará a que éstos nuevos proyectos sea un promotor a fortalecer un tejido social sólido y duradero.
En la etapa actual del Virus, hemos podido evidenciar la fragilidad institucional como región y las fallas de gobernabilidad, ha sido una experiencia que marcará la vida de todos pero debemos ser conscientes de que el problema alimentario siempre estará si no empezamos las acciones por nuestras manos; sembrar, valorar ese producto local, consumir nuestros propios alimentos e identificar las riquezas de las Comunidades Indígenas, donde existe una ventaja inmensa: las tierras para producir alimentos.
Hay que seguir motivados en volver a las chagras, no solo por un virus que nos empieza a despertar, sino por querer estar menos condicionados y dependientes. Hay que seguir trabajando en esa relación entre salud y alimentación.
Desde Onitano, los invitamos a sembrar y reencontrarnos con la raíz, visita el siguiente link https://onitano.com/siembra/ donde promovemos las actividades de siembra en territorio indígena de la Comunidad 20 de Julio y espacios aliados en el casco urbano.

Recuerda que el Movimiento Onitano fue invitado por la ONU, Alemania desde la Oficina de Desarrollo de Capacidades e Innovación como Embajadores de la UNCCD para seguir en esta noble misión frente al cambio climático y pobreza en el mundo.

Naturaleza + Cultura
Mónica Pacheco R.
Líder Onitano y Embajadora Naranja | Amazonas
“NO comercialice ni trafique con especies de fauna y flora silvestre.” Ley 17 de 1981, Resolución Ministerial No. 1367 de 2000, Decreto 1608 De 1978. “Denuncie y prevenga el tráfico ilegal de especies exóticas de fauna y flora.” Ley 599 del 2000 Código Penal Colombiano. Ley 165 de 1994 Convenio de las Naciones unidas sobre diversidad biológica.